Elementos de nuestro carisma
El carisma es nuestra fisonomía espiritual, es decir, lo que da forma a nuestra identidad. Las Agustinas son, a partes iguales, monjas y cuidadoras. En su vida diaria, tienden a fusionar estas dos identidades fundamentales. Por un lado, su fe las ayuda a determinar cómo tratar al enfermo y, por el otro, sus habilidades profesionales garantizan a este último los cuidados más adecuados.
Las Agustinas pertenecen a la Iglesia católica y el Evangelio de Jesucristo es la fuente de su fe. Todas ellas se consagran al Señor y dedican toda su vida al plan de Dios para el mundo.


La vida espiritual de las agustinas
La vida espiritual de las Agustinas se basa en tres pilares: la comunión fraterna, la alabanza e intercesión, y la misión de misericordia.
«Buscar juntos a Dios en unanimidad y armonía, con un solo corazón y una sola alma dirigidos hacia Dios». (Constituciones de la Orden de las agustinas, artículo 50)
A estos tres aspectos de la espiritualidad de las agustinas hay que añadir la devoción a:
«La Virgen María, que es un modelo fundamental para nuestra vida interior y la guardiana de la vida religiosa. Las fundadoras de nuestros monasterios la reconocieron como su primera y perpetua superiora». (Constituciones de la Orden de las agustinas, artículo 86)
Cruz-relicario de la colección del monasterio del Hospital general de Québec, antiguamente usado por las Hermanas Agustinas. El obispo Saint-Vallier se lo había dado a las religiosas con el dinero del báculo que había recibido de su hermano en su consagración episcopal. Esta cruz fue sustituida después del Concilio Vaticano II por la que se lleva hoy en día.