Presencia en el mundo
Como fundadoras de hospitales, enfermeras, administradoras de centros sanitarios y formadoras de futuras cuidadoras, las Agustinas siempre brindaron al mundo una presencia marcada por sus convicciones desde la fundación de su primer hospital en el país. Algunas de ellas continúan hoy con esta misión profesional. Aunque la mayoría de las Agustinas se encuentran ya en edad de jubilarse, no por ello dejaron de dedicarse a su misión fundamental de servir a pobres y enfermos. Este compromiso adopta ahora otras formas.
Prestan apoyo financiero y voluntario a labores sociales de ayuda mutua y de mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Algunas visitan a los enfermos para brindarles escucha fraterna y apoyo espiritual. Crearon fundaciones, en especial para apoyar la formación de nuevas generaciones de enfermeras. En su lugar de memoria, en Quebec, quisieron ofrecer un descanso a los familiares cuidadores y continúan contribuyendo a que esta iniciativa sea un éxito.

Hoy en día, las Agustinas con capacidades físicas limitadas elevan su corazón a Dios y rezan por el mundo todos los días.
Esta presencia, tan discreta como real, sigue siendo uno de los compromisos más profundos de estas religiosas.